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Quiénes somos



La “Congregación de San José” ha nacido del corazón, rico de fe en Dios y de sensibilidad hacia el prójimo necesitado, de San Leonardo Murialdo (1828 – 1900), y fue fundada en Turín el 19 de marzo de 1873 en el Colegio de los Artesanitos, del cual Murialdo era rector.Esta institución tenía como finalidad asistir, educar cristianamente y preparar para el trabajo profesional a los jóvenes pobres, huérfanos y abandonados.

Murialdo, en este contexto educativo y animado por su anterior experiencia apostólica con los jóvenes de las periferias de Turín, luego de un largo discernimiento, da inicio a la congregación con la precisa finalidad , como dice la primera regla de 1873, de dedicarse a la “cristiana educación de los jóvenes pobres, huérfanos o abandonados o bien sólo díscolos”, esto es, necesitados de ser rescatados de una vida moralmente desordenada. Aún siendo este su fin primario, todavía la congregación puede “venir en ayuda de los adultos pertenecientes a las clases obreras con la instrucción y la predicación”.

Para lograr esta finalidad se podía trabajar, siempre según indicaba la primera regla a modo de ejemplo, en algunas instituciones tales como colegios, orfanatos, reformatorios (carceles de menores), colonias agrícolas, oratorios... Pero luego se abría también a “cualquier otra obra” sin algún tipo de limitación.

Como titular, patrono y modelo de la congregación, cuyos miembros son clérigos y hermanos laicos, fue elegido San José, el humilde artesano de Nazareth y, sobre todo, el educador ejemplar de Jesús. De él la congregación debe aprender aquella pedagogía que encuentra su síntesis en la caridad evangélica y aquel estilo de vida, hecho de comportamientos y actitudes personales y comunitarias, que se compendian en las virtudes características de la humildad y la caridad.

La congregación, que recibió su aprobación diocesana el 24 de febrero de 1875, inició su camino, no sin algunas dificultades: de organización interna -sobre todo en relación a la formación de los nuevos miembros- , de clarificación de su identidad espiritual y apostólica -abriéndose también a la formación de los jóvenes de “civil condición” (jóvenes de clase media)-, de desarrollo y difusión -que tuvo como primer campo el Piamonte, luego el Veneto y después las otras regiones de Italia-.

En vistas de la aprobación pontificia de la congregación, se escribieron en modo definitivo las Constituciones. La congregación fue aprobada por la Sede Apostólica el 17 de junio de 1897 y las Constituciones el 1 de agosto de 1904.

Después de la muerte del Fundador, el 30 de marzo de 1900, la congregación se abre a las misiones en el exterior (Libia 1904), perpectiva ya presente en la primera regla de la congregación, y a los países de América Latina (Brasil 1915)

Mientras tanto, la congregación profundizó algunos aspectos de su vida, en particular de su espiritualidad y de su pedagogía, teniendo como punto de referencia los escritos del Fundador y, en modo particular, su Testamento Espiritual. En este documento, dejado expresamente a sus hijos espirituales, Murialdo exhorta a hacer del amor infinito, tierno y misericordioso de Dios la fuente de la propia vida espiritual y apostólica, y el objeto de su predicación.

En base a las indicaciones del Concilio Vaticano II, la congregación, con el capítulo especial de 1969, reforma su legislación. Las “nuevas” constituciones, mayormente enriquecidas por el espíritu de la tradición de la congregación, fueron aprobadas por la Sede Apostólica el 8 de diciembre de 1983.

Hoy la congregación es llamada en la Iglesia a vivir y testimoniar el amor misericordioso de Dios dedicándose a la promoción humana y cristiana de los jóvenes pobres, abandonados y necesitados de ser formados social y moralmente.

La actividad educativa se desarrolla a través de muchísimas obras según las naciones en las que trabaja y las situaciones sociles y eclesiales en las que se encuentra, como las escuelas, los centros de formación profesional, las casas familia, los oratorios, los colegios, las misiones. También las parroquias, no comprendidas en el proyecto inicial, han entrado a formar parte de la actividad apostólica por voluntad del Papa San Pio X (1909). Ellas, sin embargo, en cuanto parroquias josefinas, asumen una específica caracterización por la importancia dada a la pastoral juvenil.

La congregación, que comprende cerca de 600 miembros, trabaja actualmente en cuatro continentes: en Europa (Italia, España, Albania y Rumania), en Africa (Sierra Leona, Guinea Bissau y Ghana), en América (Brasil, Ecuador – donde se encuentra también un Vicariato Apostólico en la Misión del Napo-, Argentina, Chile, Estados Unidos, Colombia y México), y en Asia (India).

Con todas las otras realidades eclesiales que se inspiran al carisma de la congregación y con los laicos que participan de él, las Hermanas Murialdinas de San José, el Instituto Secular San Leonardo Murialdo, los Laicos de Murialdo... se ha constituido la “Familia de Murialdo”, en la cual los miembros, según su específica vocación, viven algunos aspectos espirituales y apostólicos del carisma de la congregación, en el espíritu de una eclesiología de comunión.

El Logo de la congregación está formado por las letras iniciales de Iesus, Maria, Ioseph –IMI- dentro de una línea oval circundada por rayos. Este reclama la íntima unión de la Santa Familia de Nazareth.

La sigla con la cual la congregación se identifica es: “CSJ” (Congregatio Santi Joseph), a la cual se suele agregar la indicación: “Josefinos de Murialdo”.

G.F.


 
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