85 anos
Sant'Urbano (VI), 5 marzo 1921
Mendoza (Argentina),
19 settembre 2006
En la madrugada del martes 19 de septiembre de 2006,
ha culminado su peregrinación, por las "sendas" de este mundo, para
emprender el camino de la bienaventuranza eterna
p. VINCENZO PERÓN
La salud del p. Vincenzo, ya
resquebrajada desde hacía algunos años, y sometida últimamente a reiteradas "crisis" respiratorias, cardíacas y de
circulación, no ha podido superar el último embate y las complicaciones
sobrevenidas han determinado su "pascua a la vida eterna", acontecida
en la Clínica "Santa María" de la ciudad de Mendoza.
P. Vincenzo nace a Sant'Urbano, fracción de
Montecchio Maggiore, provincia de Vicenza,
el 05 de marzo de 1921. El 13 de marzo de 1921 es bautizado en el tempio parroquial
de Sant'Urbano.
Papá Arcangelo y mamá Angela
Ghiotto, haciendo honor a su nombre, velan, cuidan v educan a su numerosa
familia, con amor entrañable y fe inquebrantable. De los siete hijos, (cuatro
varones y tres mujeres) el Señor elegirá dos mujeres a la Vida Religiosa y tres
varones, (Mario, Vincenzo y Antonio) a la Vida Religiosa, y al sacerdocio, en
la Congregacin de San José (Josefinos de Murialdo).
Todavía niño de diez años ingresa alia Scuola
Apostólica "María Immacolata" de Montecchio
Maggiore, donde permanece desde el 1931 al 1936, asimilando en su niñez y adolescencia,
los valores propios de la fe cristiana y de la Congregación de San José.
El 28 de agosto de 1936 empieza el noviciado en
Vigone, culminado con la la Profesión el 28 de agosto de 1937.
El 1938 constituye un año clave en la vida de p.
Vincenzo, que todavía adolescente de sólo 17 años, tras haber frecuentado un
año de "scolasticato" a Ponte di Piave, el 29/10/1938, emprende su la
larga y sufrida travesía hacia América Latina.
El desgarro de la separación de los afectos
familiares (sobre todo padres y hermanos) es fuerte y pone a seria
prueba su sensibilidad y emotividad. No obstante, el ideal de la misionariedad puede más y llegado a Brasil,
continua su formación frecuentando el 2° año en el Colegio Murialdo de Ana Rech
(1938-1939), luego entre 1939-1940, en el Seminario Central de San
Leopoldo (Porto Alegre).
Culminados los estudios
secundarios, y tras haber transcurrido un año de magisterio en Ana Rech, el 03
de febrero de 1941 llega a tierra argentina, con destino a Villa Nueva (Mendoza) donde
continua el "tirocinio" (1941-1944) enseñando especialmente en el
"Hogar del niño obrero": experiencia que lo marcará para siempre.
Desde 1945 frecuenta en Buenos
Aires, el Pontificio Seminario de "Devoto", donde culmina
brillantemente sus estudios de teología, obteniendo la Licenciatura en teología
el 18/11/1948.
El año anterior, el 30 de noviembre de 1947 es ordenado sacerdote.
P. Vincenzo emprende su
servicio educativo-pastoral en la neo Provincia Argentino-Chilena,
constituida como tal, el 26/10/1946.
Así se encuentra en Villa Nueva entre 1949-1952.
El 05 de mayo de 1953 parte
nuevamente para Brasil: es párroco en Ana Rech: 1954-1957.
Regresa a Argentina el 24 de febrero de 1957, siendo
director y párroco en Villa Bosch entre 1957 y 1962.
Tras un paréntesis de dos años en Italia: Mirano
1963-1964, regresando a la Provincia
Argentino-Chilena, continua su misión en Valparaíso como párroco y director: 1965-1970.
Ciertamente es en la zona de
Mendoza donde p. Vicente transcurre la etapa más larga de su abnegado servicio
como consagrado josefíno, educador y pastor, primero como vice-párroco en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores (1971), luego
a partir de 1972 y por largos 29 años, como párroco, en la Parroquia de
la Sagrada Familia de Villa Nueva de Guayamallén.
Los últimos años (2001-2006), no obstante la salud
diera señales de mayor fragilidad, p.
Vincenzo, permanece en la Obra de Villa Nueva, y no escatima su disponibilidad,
sobre todo en la capellanía a las Hermanas Murialdinas, en las
confesiones y dirección espiritual, en la atención de las Capillas de Ntra Sra
de Fátima y Lourdes.
La tarde del domingo 17 de septiembre, se hace indispensable
la internación por el agravarse de sus
condiciones generales hasta verificarse, por ulteriores complicaciones, en la
madrugada del martes 19 de septiembre la inesperada partida.
"¡Hombres del Evangelio! ¡Humildes
inteligencias luminosas! iGrandes hombres de barro tierno!... ¡Hombres de Cristo, maestros de la Iglesia...
"
(de la Liturgia de las Horas)
Cuanto expresan estas breves
palabras de un himno para doctores de la Iglesia, es lo que podría
imprentar, en apretada síntesis, algo de la persona y la presencia de p.
Vincenzo, por su paso entre nosotros.
Dotado por Dios de muchas
cualidades humanas, p. Vicente se destaca, desde su juventud, por su
sensibilidad, matizada por una actitud a veces esquiva, pero que lo hace persona de
buena compañía, de diálogo entretenido y anecdótico, de "amistades
fuertes capaz de hablar con todos, sabio y pequeño a un tiempo", como
destaca p. Tullio Locatelli.
Sobresale en su formación inicial y luego es
constante, en el esfuerzo de la formación
permanente, fruto de una inteligencia viva, aguda, perspicaz y sobre todo de
una notable memoria. Más que alma de
pensador se caracteriza por una extraordinaria "erudición", especialmente
en la Historia de la Iglesia, en la Liturgia y particularmente en el conocimiento cuidadísimo de los Santos-as, (diría una
verdadera "pasión") desde los orígenes de la Iglesia hasta hoy:
aspecto que no hace sobresalir o trascender, sino en clima de familia, en
comunidad o entre personas de confianza.
Pero el mejor legado de p.
Vincenzo es ciertamente el testimonio de su fe inquebrantable,
alimentada por su fidelidad a la voluntad de Dios, aún cuando esta le pide grandes
sacrificios.
No claudica en su testimonio e
identidad de religioso, josefino y sacerdote: es intensa su vida espiritual e
interior, como incansable el despliegue de energías que pone en su labor
pastoral. Por ello es buscado y amado como guía sabio y certero, como confesor
y consejero franco y directo, capaz de expresar una paternidad espiritual
acogedora, serena, segura y constante.
"EnAnaRech, donde es párroco,
(1954-1957), los más ancianos lo recuerdan como un buen padre, amigo, y siempre
muy entusiasta" (Expresa p. Geraldo Boniatti en un breve, pero
expresivo atestiguado).
P. Vicente es hombre de una
incisiva acción educativa y sobre todo pastoral, hasta sus últimos días, desafiando la precariedad de su salud. En su paso por
las distintas parroquias, (Ana Rech, Villa Bosch, Valparaíso, Villa Nueva) se
hace cercano y cuidadoso a un tiempo en el trato, conocedor atento de la
realidad, de las familias, hasta de los rincones más alejados o escondidos de
las vastas áreas pastorales, en condiciones a veces adversas.
La suya quiere ser una presencia y una
cercanía discreta, personal y "personalizante".
Vive de lo esencial, se lo ve
sobrio, por momento austero, consigo mismo y con sus hermanos. Es preciso,
metódico, busca responder siempre al lema del Fundador: "hagamos el
bien, pero hagámoslo bien ".
Rehuye las medias tintas, las
ambigüedades, no va con rodeos, a costa de verse pagado con
ingratitudes, sufrir incomprensiones o hacerse enemigos.
Sus convicciones son sólidas, sus verdades firmes,
fundadas en la Palabra y en el encuentro de
Dios; reflejan una vida laboriosa, abnegada y entregada e infunden confianza
y fortaleza en quien lo escucha.
Recogiendo algunos testimonios de familiares,
hermanos de congregación y personas
próximas a él, que han sido alumnos, desde los primeros años de escolaridad,
feligreses acompañados en su crecimiento de vida y de fe, por tantos años, se
advierten palabras reiteradas, pero en él, no gastadas, como: "Padre,
maestro, hermano, compañero, amigo, guía, consejero; misericordia,
sensibilidad, generosidad, laboriosidad, entusiasmo, fidelidad,
sacrificio." Un abainco o un puñado
de palabras que buscan limitadamente, recoger el legado que nos deja p.Vincenzo, y que Dios sabe y puede
extender con la infinita sabiduría que le es propia, pues lo ama y lo
conoce desde siempre y para siempre.
"Alaba, alma mía, al Sefior: alabaré
al Sefior mientras viva ".
(Salmo 145)
He aquí, me parece, la mejor síntesis de la vida de
nuestro querido p.Vincenzo {"Cencío
", como gustaba también
autografíarse): una alabanza perenne al Señor, pues su vida ha sido ...
"una vida para Dios".
Es por eso que ahora tenemos la
certeza que la suya, es también "una vida con Dios", para la
felicidad y plenitud de la vida eterna.
P. Vincenzo desde Dios, en el
gozo sin fin, compartido con todos los Santos, a los que tanto admiraste
para asemejar siempre más tu vida a la de ellos, no dejes de acompañarnos,
pues nos sigue haciendo más falta que nunca, caminar juntos, hacia la meta
común de la santidad.
p.
Giampietro Brizi
PROVINCIAL