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p. José Leonardi ( 07/04/1928 - 03/09/2009)

 

* Zugliano, Italia           - 7 abril 1928

† Babahoyo, Ecuador    - 3 septiembre 2009


Ha sido llamado a la presencia del Señor

Padre José Leonardi Fontana

Nuestro queridísimo e inolvidable P. José culminó la misión que el Padre Dios le había confiado en este mundo, el 3 de septiembre del presente año. Tuvo un infarto cerebral que le paralizó casi todo el cuerpo y que lamentablemente ultimó con su preciosa existencia. El P. José fue atendido con amor y solicitud con todos los cuidados indicados por los médicos y atendido especialmente con el Santo Viático, los Santos Óleos.

El P. José nació en la pintoresca ciudad de Zugliano (Vicenza). Sus padres fueron José Antonio y Magdalena, quienes lo criaron en un ambiente espiritual de oración, de fe, de responsabilidad y de trabajo. Tuvo también otro hermano llamado Egidio, quien vino como sacerdote-misionero por la Diócesis de Vicenza a trabajar apostólicamente en nuestro Ecuador.

Por lo que concierne a la vocación de José, fue su pariente el P. Lino Barbieri quién lo invitó a entrar en Nuestra Congregación. Es así como el 19 de marzo, fiesta de San José, del año 1946, ingresó a nuestro Seminario de Montecchio Maggiore, al año siguiente realizó su noviciado en Vigone, siendo su Maestro el P. Egidio Bianchi, a quien en nuestra familia religiosa lo tenemos como un santo. En los años de Magisterio lo encontramos ya en Morison (Argentina) ya que después de la Segunda Guerra Mundial, había recibido una carta del P. General invitándole a viajar a la República de Argentina en compañía de otros numerosos misioneros josefinos.

Precisamente en Buenos Aires (Argentina) es en donde el P. José inició su preparación hacia el sacerdocio. Fue ordenado sacerdote en 1955, luego de estudiar en el Seminario Mayor de la mencionada ciudad.

La Sagrada Escritura nos recuerda que para morir en el Señor es preciso vivir en el Señor, confiando diariamente, momento a momento, en su gracia y esforzándose por corresponder a ella con todas las fuerzas. Vivir en el Señor. ¡Cómo no dar gracias a Dios en este momento, mientras nuestro corazón sufre por la muerte del P. José, por el testimonio de fidelidad que nos deja! Durante su vida, nos dio un ejemplo luminoso de seguimiento de Cristo. Gracias Señor por el don de un cristiano y un religioso-sacerdote que con gran discreción, con la humildad propia de un josefino, edificó la Iglesia y la Congregación de los Padres Josefinos en los diferentes ministerios que se le confiaron.

Un capítulo importante en la vida del P. José Leonardi es su vida misionera en la misión Josefina de Napo. Allí desempeñó su labor pastoral de sacerdote, compartiendo la palabra de Dios, organizando la catequesis, celebrando la Santa Misa, administrando los sacramentos. Como buen josefino, la educación de la niñez y juventud fue su dedicación especial.

Escuelas, aulas escolares con todo lo necesario, patios de recreación, granja o huerto escolar con plataneras, sembríos de yuca, maíz, maní. Plantel avícola, cuidado de cerdos y ganado, todo esto para mejorar la alimentación de los niños y jóvenes.

Con bondad, alegría y entusiasmo exigía la colaboración de maestros, padres de familia y alumnos para mantener y mejorar las actividades de la escuela y colegio. Para una mejor comunicación con los grupos indígenas editó una gramática, algunos relatos bíblicos y un diccionario de la lengua quichua. Tálag, Ahuano, Tena y Curaray fueron sus principales centros de trabajo. En Curaray, lugar muy peligroso por la cercanía de los temibles Huaorani, allí había una base militar. Con sus jefes y tropa, hizo buena amistad. Todo este trabajo lo realizó entre los años 1957 a 1964.

A partir de 1965 trabaja en Quito-La Magdalena, por estos años funda el Instituto Técnico San José, hoy Colegio Técnico San José, de manera especial ayudando a los niños y jóvenes más pobres y necesitados de los barrios del Sur de la ciudad. No podemos dejar pasar por alto su labor entusiasta y alegre realizada en Guayaquil y Salinas.

Durante su vida religiosa y sacerdotal trabajó en donde la obediencia le pedía con entrega y entusiasmo, con finura y con un profundo respeto hacia las personas. En la homilía, mons. Fausto Trávez, ha hecho referencia al largo servicio del sacerdote difunto para la Iglesia, durante sus 81 años de vida cristiana y 54 años de ministerio sacerdotal. El Obispo de Babahoyo, en la parte final de sus palabras, ha pedido a todos que vivan con fidelidad la fe cristiana, confiando siempre en la misericordia de Dios, porque somos pecadores y necesitamos el perdón de Dios. Ha invitado también a dar gracias a Dios por el largo servicio del P. José del cual ha dicho que "le echaremos de menos, pero no le perdemos, porque será un intercesor delante de Dios especialmente para la Congregación de Padres Josefinos y la diócesis de Babahoyo, a la que sirvió en estos últimos años y concluyó su emotiva alocución pidiendo a todos, especialmente a los sacerdotes y a las familias cristianas, el potenciar la pastoral de las vocaciones para que la Iglesia tenga sacerdotes que hagan el buen servicio que ha hecho el sacerdote difunto".

El P. José Leonardi ha concluido su vida en la ciudad de Babahoyo, llegó procedente de Quito en 1992. Aquí trabajó en la formación de nuestros niños y jóvenes estudiantes, conjugando el ministerio de la enseñanza con las tareas pastorales.

Queremos unir con ese fin nuestra oración a la oración de todos aquellos que ahora están acordes con nosotros. Reconocemos que, a pesar de las imperfecciones humanas, siempre presentes en la vida de quién es peregrino aquí abajo, nuestro querido P. José fue un buen religioso-sacerdote, un verdadero misionero, que paso por este mundo en silencio, corno de puntillas, pero "siempre haciendo el bien".

El P. José Leonardi, sin embargo, con su modestia característica, nos invita a no detenernos en su persona, sino mas bien a dirigir nuestra mirada al misterio: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado" (Lc 24, 5-6). En este tiempo, el Señor nos invita a hacer nuestras las palabras del apóstol Pedro: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo quien, por su gran misericordia, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha reengendrado a una esperanza viva, a una herencia incorruptible, inmaculada e inmarcesible" (1P 1,3-4).

Con profunda tristeza hemos acompañado al P. José durante estos últimos días. Le hemos visto abrazado a la cruz del dolor y del sufrimiento. Hemos llorado y hemos rezado. Nuestro hermano nos pide que lo acompañemos con la oración mientras realiza el paso de este mundo al Padre. Desde aquí, y desde otros muchos lugares, seguiremos rezando al Dios de la misericordia por su eterno descanso. Al mismo tiempo estamos contentos y agradecidos. Si, damos gracias a Dios por la vida de José, por su sacerdocio, regalo para la Iglesia y para la Congregación de Padres Josefinos.

Podemos estar seguros de que nuestro querido P. José se encuentra ya en el cielo, nos ve y nos bendice en silencio. Nosotros confiamos su alma a la Madre de Dios, Su Madre, quien le ha guiado en la tierra y le acompañará ahora a la gloria eterna de su Hijo.

Ojalá que, sostenido por la maternal intercesión de Santa Maria, bajo la advocación de "Maria Inmaculada", "alcance la meta de su fe, la salvación de su alma" (1P 1, 9). Que "rebose de alegría inefable y gloriosa" (1P 1, 8), contemplando finalmente, y para siempre, a Aquel que amó en la tierra sin verlo: a Jesucristo, nuestro Señor.


p. Hugo Sánchez
superior provincial

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