Nació en Asiago (Italia) el 3 de enero de 1931 y falleció en Guayaquil (Ecuador) el 28 de febrero de 2008. El Señor Dios le otorgó 77 años de vida que él los empleó para la Gloria de Dios y la salvación de las almas.
Era apenas un adolescente, pues frisaba sus 15 años, cuando invitado por el Maestro de Galilea, golpeaba las puertas de nuestro Seminario de Montecchio Maggiore, cuna de insignes Misioneros Josefinos e ingresaba en nuestra Congregación.
En el año de 1950 solicitaba al P. general Luis Casaril el ser enviado a la Misión del Ñapo y aquí inicia la gran Aventura por la difusión del Evangelio. Llegado a Ecuador, a lomo de caballo desde Pifo, comienza a entrar al encantador El Dorado. Llega a Tena atravesando numerosos ríos y recorriendo peligrosos caminos de selva, en tres fatigosos días y una vez en tierra de misión es destinado a Cotundo por aquel inigualable Obispo Mons. Maximiliano Spiller. Lastimosamente su salud no resiste el agresivo clima húmedo del oriente y debe regresar a Quito al Pensionado Leonardo Murialdo de La Magdalena.
Después de terminar sus estudios en nuestro Teologado de Ambato, llega el tan ambicionado día de su Ordenación Sacerdotal que la recibe de manos del futuro Cardenal, Mons. Bernardino Echeverría Ruiz, entonces Obispo de Ambato, el 12 de febrero de 1956. Ahora este nuevo y bizarro heraldo de Cristo está lleno de los carismas sacerdotales y listo para emprender su carrera.
Los Superiores le confían cargos delicados e importantes. Comienza con la función de Inspector General del Colegio "Rubira" de Salinas, en donde aplica la Pedagogía de San Leonardo: la del amor, la responsabilidad y la disciplina; con cariño y gratitud recuerdan los exalumnos de esos años al inolvidable P. Forte. Posteriormente, es nombrado Superior de la Comunidad de la Parroquia La Magdalena, del Colegio Paulo VI y luego Párroco de Guayaquil.
Desde el año 1981 hasta el año de 1993, obtiene de los Superiores el permiso de prestar su colaboración en la Arquidiócesis de Guayaquil y el Arzobispo Mons. Bernardino Echeverría Ruiz le envía como Párroco a Nobol, Guardián de la Sierva de Dios Narcisa de Jesús. Aquí despliega una labor verdaderamente titánica, puesto que debe construir el Santuario de la Sierva de Dios, dar realce al Colegio Técnico Narcisa de Jesús (que llegó a tener 1.440 alumnos) y fundar la Congregación de las Hermanas de Narcisa. Cuando recibe la Parroquia, el Señor Arzobispo le da la responsabilidad de incrementar la devoción a la Sierva de Dios, cuyo cuerpo incorrupto está allí, tarea que la cumple a cabalidad. Narcisa el 25 de octubre del año 1992 fue beatificada en Roma por su Santidad, el hoy Siervo de Dios Juan Pablo II y Dios mediante será canonizada en el próximo mes de octubre en Roma. Igualmente Pastorea con celo admirable a los 13.000 habitantes en sus diferentes recintos, sin dejar en ningún momento su vida de oración y mortificación que es el distintivo del verdadero apóstol.
Cuando se decide a reingresar a la Congregación Josefina, escribe al P General, hoy Vicario Apostólico de Ñapo, Mons. Paolo Mietto: "Pido humildemente ser readmitido como Religioso en la Congregación que en ningún momento he olvidado y cuyo Espíritu he observado y vivido siempre"
Recordemos que es el Señor el que escribe la historia de todos sus hijos y en especial la de sus sacerdotes, por esto, observados los cánones respectivos, los Superiores y los Hermanos le reciben amorosos en la Congregación y le asignan el cargo de Rector de nuestro Colegio "Dante Alighiere" en Guayaquil. Este es un apostolado amado y conocido por él. Aquí trabajó denodadamente en pro de los niños, jóvenes y parroquianos.
Lastimosamente, en este último año su salud comenzó a quebrantarse y fue como un período de purificación y de preparación para el encuentro definitivo con su Señor. No dejó la celebración de su Santa Misa diaria y acudía con su proverbial puntualidad y acendrado fervor a nuestros momentos de oración comunitaria.
En la Santa Misa de su funeral en la Parroquia San Leonardo Murialdo, estuvimos concelebrando con el Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Guayaquil, Mons. Marcos Pérez, 15 sacerdotes josefinos y algunos sacerdotes diocesanos. La Iglesia estuvo llena de parroquianos y de delegaciones de Colegios, Madres Murialdinas, Madres Apostólicas, Exalumnos, Jóvenes del Clajmur y otros grupos juveniles y delegados de la Parroquia de Nobol. Vale la pena relevar que sobre el féretro, que contenía los restos del P. Forte, había un cuadro con la imagen de la Beata Narcisa, como para indicar que ella también estaba participando en la Santa Misa de sufragio de uno de sus grandes devotos.
Desde estas páginas enviamos nuestro sentido pésame a su querida familia en Italia y Australia. Seguiremos orando por su bendita alma.
Querido P. Cristiano Forte: agradecemos fervientemente a Dios porque El, en Ti nos ha dado un ejemplo luminoso de grandes virtudes y tú desde el Cielo pide al Dueño de la Mies envíe numerosas y santas vocaciones a nuestra Congregación Josefina que llenen el vacío que nos dejas con su llorada partida.